Hola, soy Vero.
Estudié en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano, y seguí pintura con María Cristina Dartiguelongue. Mi idea era estudiar escenografía pero la vida me fue llevando para otros rumbos. Me dediqué a mis hijos, aunque siempre seguí haciendo cosas, incluso di Plástica en escuelas. Necesitaba algo más y empecé de a poco a reciclar objetos que iba encontrando.
En 2011 nació Nada se Pierde, donde puse toda la atención en reciclar cuanto objeto llegara a mis manos.
Empecé con hormas de zapatos intervenidas con recortes de revistas a manera de collage. Muy de a poco y de pura caradura, empecé a construir pequeños proyectos en madera, repisas, banquitos, alguna estantería, y descubrí la pasión por la carpintería, aunque no puedo definirme como carpintera, por respeto a ese oficio tan noble.
Soy muy inquieta a la hora de crear y utilizo todos los materiales posible: chapa, zinc, hierro, madera, telas, hilos, pintura, últimamente incorporé fibras naturales como el formio… en fin, voy variando los materiales a medida que lo necesito. “Todavía estoy aprendiendo” dice un cartel en mi taller y es un poco lo que me impulsa siempre a probar nuevos materiales.
Mi primer venta allá por el 2011 fue una tabla de lavar hecha repisa. Me encanta usar elementos de un objeto para crear otro totalmente distinto, como piñones de bici para hacer tapones de frascos, o patas de muebles con “chatarritas” para mis muñecos “Circus”. También disfruto de las causas perdidas, esos mueblecitos baqueteados que llegan al taller para ser reconstruidos. Todo se transforma en un gran desafío que me llenan de satisfacción.
Nunca se muy bien a dónde me va a llevar mi trabajo, ¡pero siempre busco el lado lúdico y de disfrute!